
Martínez Lacuesta
Gran Reserva
Tempranillo, Graciano y Mazuelo en franca armonía y trabajo bien hecho
¿Puede un vino que ha pasado 36 meses en barrica y 54 en botella ser suave y delicado? Obviamente sí. Pero ha de cumplir una serie de requisitos: excelente materia prima, variedades autóctonas y mucha, mucha, sabiduría y paciencia.
Existe la falsa creencia de que cuando finaliza una comida, el vino se guarda o pasa a un discreto segundo plano. No necesariamente. Nuestro Gran Reserva invita a seguir en su compañía durante esas largas sobremesas donde los secretos dejan de serlo y las confidencias salen a la luz.