Bodega

Martínez Lacuesta Del siglo XIX al siglo XXI

Más allá de un edificio, una bodega representa el viaje a través de la historia que han protagonizado los vinos y las marcas que en ella se elaboran. El punto al que se ha llegado, lo que hoy ocurre, no es únicamente el reflejo de las técnicas actuales, sino del camino que se ha trazado para llegar a ellas. Del camino de la evolución.

De la Calle
de la Vega a
La Ventilla
Primera influencia francesa

La influencia francesa se hace notar en las primeras comercializaciones y elaboraciones desde la bodega de la Calle de la Vega. Al estilo de los vinos abiertos de color procedentes de Francia (Claret), Martínez Lacuesta saca al mercado su Clarete Selecto (de año, generalmente) y sus Claretes Finos de segundo, tercer y cuarto año de envejecimiento en barrica. Estos preludios de los actuales crianzas y reservas se vendían en barrica o en botella que a partir del tercer año eran alambradas a mano.

Surgen igualmente otros vinos ‘afrancesados’ como el Superior Estilo Borgoña o el Sauternes semidulce, pero poco a poco Rioja en general y la familia Martínez Lacuesta, en particular, fueron siendo conscientes de que la personalidad de los vinos de Rioja tenía que seguir por otros derroteros.

Antigua Bodega de Martínez Lacuesta ubicada en la calle La Ventilla número 71 de Haro.

Bodegas Martínez Lacuesta
Instalaciones de la calle de La Ventilla.
De los claretes Selectos
y Finos al vino Superior
Estilo Borgoña

BURDEOS SE MIRA EN RIOJA

Campeador Primera identidad Rioja

La familia Martínez Lacuesta va poniendo en valor la singularidad de los viñedos de La Rioja. Las nuevas técnicas tanto en el campo como en la bodega muestran la posibilidad de que los nuevos vinos de Rioja comiencen a significarse por su propia singularidad.

Campeador fue la primera marca de Martínez Lacuesta con un nombre distintivo y diferente al familiar. Si bien surgió inicialmente como un champagne en 1917, apenas cuatro años después Martínez Lacuesta comienza a comercializar bajo la marca Campeador aquellos vinos que ya van mostrando un singularidad diferente y exclusiva de la comarca de Haro y alrededores eludiendo la influencia francesa. Comienza a buscarse, y a encontrarse, una identidad propia de Rioja.

Aquel primer Campeador se elaboraba mediante un coupage de Tempranillo con Garnacha procedente de Rioja Baja. Como consecuencia, se conseguían vinos con una personalidad única. Rioja en estado puro.

Campeador, uno de los buques insignias de Bodegas Martínez Lacuesta
Imagen histórica del trasiego que realizaban en la bodega

Trasiega manual
Demostración ante un grupo de alumnos de la Estación Enológica.
La gravedad y la decantación
permiten trasegar el vino
sin movimientos bruscos

INNOVACIÓN A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

Técnica tradicional Trasiega artesanal

Fue elevada siempre la preocupación de los fundadores por mejorar las técnicas tradicionales, incluso las ‘heredadas’ de Francia, que necesitaban adaptarse a las particularidades de las cepas riojanas.

La cercanía de la Estación Enológica de Haro permite, primero, mejorar las condiciones en el viñedo y frenar sus enfermedades, y posteriormente adecuar los procesos en bodegas a las características especiales de las variedades autóctonas. En el interior de Bodegas Martínez Lacuesta se experimenta con la clarificación con clara de huevo (una novedad para la época y que a día de hoy ha variado a clarificantes vegetales) y sobre todo se opta por una trasiega manual por gravedad que permanece hasta nuestros días.

El Vermut Pioneros

Estamos en 1937 y en España ya existía una consolidada tradición de consumo de este delicioso aperitivo. Martínez Lacuesta comienza a elaborarlo entonces de manera pionera en La Rioja.

Sin embargo, y a pesar de la alta aceptación que el Vermut Lacuesta ha tenido desde su aparición, la inquietud heredada de generaciones anteriores vuelve ya en el 2005 a mostrar su carácter más pionero. Martínez Lacuesta saca al mercado el primer Vermut Reserva, dando un giro de nuevo a una clásica tradición. No se detendría ahí. A la barrica de roble, se unen posteriormente la madera de acacia y crianzas más largas. De nuevo, las señas de identidad de una evolución a través del tiempo.

Etiquetas antiguas de vermut Martñinez Lacuesta

Laokin
Bocetos propuestos por el famoso ilustrador en 1937 para las etiquetas del Vermut Rojo.

Métodos tradicionales que han llegado hasta nuestros días

Trasiega manual
Tal y como se realizaba en la década de los 70.

El método infinito Camino de la evolución

El tiempo cambia. Y los vinos y las personas con él. Claretes Finos y Estilo Superior Borgoña dieron paso a vinos mucho más estructurados y de largas crianzas. El Rioja estaba preparado para dar el salto hacia nuevas calidades.

Así se mantuvieron los gustos y la tradición durante gran parte del siglo XX. Con el cambio de era, cambian los gustos del consumidor y del mercado. Se mantiene el gusto por la redondez y por el equilibrio, pero afloran los recuerdos frutales incluso tras prolongados pasos por barrica. La mente del consumidor busca por nuevas sensaciones sin renunciar a aquellos vinos tradicionales que el paso del tiempo ha convertido en clásicos. Y en esta nueva historia, la familia Martínez Lacuesta tiene mucho que decir.

Nueva Bodega Cuna de grandes vinos

Instalaciones modernas y funcionales pensadas para no perder de vista nuestro origen

TECNOLOGÍA AL SERVICIO DE LA TRADICIÓN

Las nuevas instalaciones de Martínez Lacuesta son una muestra de tecnología, espacios y efectividad. Los niveles actuales de elaboración necesitan espacios adaptados a las nuevas necesidades pero sin olvidar el camino que nos ha llevado hasta aquí.

De ahí, que toda la bodega esté pensada para mantener aquellas técnicas que dan singularidad a nuestra elaboración y albergue al mismo tiempo las nuevas necesidades. Los trasiegos manuales necesitaban una bodega en gravedad; nuestra manera de apilar las barricas a 5 alturas hacían necesaria una espectacular sala de crianza; nuestras añadas más significativas tenían que resguardarse en un botellero a su altura… Y nuestro origen, nuestro camino y nuestra evolución debían mostrarse al visitante en un pequeño museo que recogiera nuestra historia.