Vinum Magazine Für Weinkultur dedica un extenso reportaje en su edición de Alemania y Austria a Bodegas Martínez Lacuesta a quien define en tres sencillas palabras: Madurez, finura y frescura.

En el artículo, firmado por Nicole Harreisser, Bodegas Martínez Lacuesta es representada como un bastión de tradición y calidad en la producción de vinos desde que fuera fundada en 1895 por Eloy Martínez y su hijo Félix en Haro. La articulista señala que la bodega inicialmente carecía de viñedos propios y centraba su atención en la crianza y envejecimiento del vino.

Harreisser destaca también la propiedad familiar de la bodega a lo largo de toda su historia y su fiel y constante compromiso con la calidad sobre la cantidad. En este ámbito hace hincapié en las 60 hectáreas de viñedo propio que la bodega dispone en las cercanías de Haro, a las que se suman otras 60 hectáreas en régimen de control.

Para la periodista, la singularidad de los vinos de Martínez Lacuesta radica en la madurez y en el uso de barricas de roble que aportan un estilo y aromas únicos a sus vinos y destaca especialmente que cada vino se somete al tiempo necesario para alcanzar la perfección antes de ser presentado al mercado. “Creamos clásicos que harán las delicias de generaciones. Siempre les damos el tiempo que necesitan. Cuanto más viejo se hace un vino, más claro emerge su verdadero núcleo, su ADN”, señala en el artículo Javier Bañales, director general de la bodega.

Harreisser achaca en gran medida este compromiso con la calidad a la figura de Álvaro Martínez, representante de la quinta generación de la familia, que continúa el legado de su padre y demuestra año tras año su experiencia y paladar para la elaboración de vinos de alta calidad.

El artículo recuerda también las experiencias enoturísticas en Martínez Lacuesta así como el otro gran producto de la bodega, el vermut de alta calidad, cuya primera elaboración se remonta a 1937.

Los clásicos son vanguardia

Nicole Harreiser finaliza el artículo recordando el legado de Félix Martínez Lacuesta, que es la base para avanzar con éxito hacia el futuro con vinos clásicos e inspirar a nuevas generaciones. Los clásicos irradian calma y armonía en los agitados y bulliciosos tiempos actuales y son atemporales. “Son como los clásicos de la literatura”, dice Javier, que ha hecho suya la filosofía de Félix. “Queremos que los consumidores descubran nuestros vinos y los sientan”.

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